Vínculos entre los cambios en el IMC y la salud mental en una cohorte de adultos: el papel de la alimentación emocional y la insatisfacción corporal
Stephanie Schrempft, Cecilia Jiménez-Sánchez, Hélène Baysson, María-Eugenia Zaballa, Julien Lamour, Silvia Stringhini, Idris Guessous y Mayssam Nehme por el grupo de estudio Specchio.
Pathways linking BMI trajectories and mental health in an adult population-based cohort: role of emotional eating and body dissatisfaction.International Journal of Obesity, 7 de abril de 2025, doi: 10.1038/s41366-025-01772-y.
Resumen
Contexto : El sobrepeso y la obesidad se asocian a una peor salud mental, y esta relación funciona en ambos sentidos. Pocos estudios han examinado cómo influyen los cambios de peso en la salud mental a lo largo del tiempo. Este estudio pretende comprender mejor la relación entre el aumento de peso y la salud mental, centrándose en el papel de la alimentación emocional y la insatisfacción corporal.
Métodos: Los participantes en la cohorte Specchio (Ginebra, Suiza) informaron de su altura y peso en el momento de la inscripción, y de nuevo en la primavera de 2022, 2023 y 2024. Los cambios en el IMC (índice de masa corporal) se analizaron de dos maneras: en primer lugar, calculando para cada persona el índice de cambio en la puntuación del IMC por año y, a continuación, observando si una persona pasaba a una categoría de peso superior entre el inicio y el final del estudio.
A continuación, los investigadores estimaron en qué medida determinados factores conductuales y psicosociales podían influir en los cambios del IMC, así como los vínculos entre los cambios del IMC y la salud mental, mediante análisis estadísticos ajustados por edad, sexo, nivel de estudios y condición física. También se utilizó un método de modelización de ecuaciones estructurales para analizar las relaciones indirectas entre estos factores.
Resultados : Entre los 7.388 participantes (59% mujeres, edad media 51 años), un aumento del IMC se asoció con varios factores durante un periodo de 4 años: dificultades económicas, pocas horas de sueño, escasa actividad física, elevado tiempo de pantalla recreativo, síntomas depresivos y de ansiedad, y alimentación emocional. El aumento del IMC también se asoció con la insatisfacción corporal y una peor calidad de vida en el seguimiento de 4 años desde el inicio del estudio, después de ajustar por cualquier síntoma basal de depresión o ansiedad.
La alimentación emocional desempeñó un papel en la relación entre los síntomas depresivos y de ansiedad al inicio del estudio y el aumento de peso, así como entre las dificultades económicas y el aumento de peso. La insatisfacción corporal y la percepción negativa de la propia salud explicaban en parte el deterioro de la calidad de vida asociado al aumento de peso durante el seguimiento.
Conclusiones : La alimentación emocional y la insatisfacción corporal desempeñan un papel en la relación entre el aumento de peso y la salud mental. Estos factores deberían tenerse en cuenta en las estrategias de control del peso y prevención de trastornos psicológicos.
Enlace a el artículo en inglés